Era
de noche cuando escuche pasos en la cocina, rápidamente desperté a mi esposo,
yo desesperada me encerré en el cuarto de mis hijos. El reloj daban las doce en
punto, mis hijos aun dormían, mi marido había bajado ya. Pobre de él lo que se
iba a encontrar, porque no baje yo, esa noche oscura y torrencial, nunca la
olvidare. Cuando él bajo se encuentra con un perro muerto encima de la mesa, y
él se fijó en cada cuarto de la inmensa casa si había alguien a los
alrededores, nadie en absoluto, pero mí gran duda era ¿De dónde había salido
ese cadáver de perro?
A
la mañana siguiente llame a la policía:
-Hola
Oficial, necesito reportar un acto de vandalismo, en realidad ni se cómo
denunciar esto.-le dije.
-Muy
buenas, necesito primero su nombre, su dirección y la situación, así podremos
mandar una patrulla a investigar-me respondió.
-Me
llamo Emilie Mick, 32 Abbey Lodge,
St Johns Wood road, NW8 9QT, encontramos un perro muerto en nuestra mesa,
estaba con apuñaladas, a la noche escuchamos pasos.
-Enseguida mandaremos una patrulla-
A las 2 horas llego el patrullero, los niños
yéndose al colegio por la puerta trasera, y los oficiales entrando por la
puerta delantera. Los oficiales se llevaron los restos del perro, y pensé que
todo iba a estar bien.
Las siguientes noches seguimos escuchando pasos,
pero nada pasaba, ambos temíamos por la vida de nuestros hijos, asique
decidimos encerrarnos los 4 en nuestra habitación, cosa que estemos todos
juntos a salvo. A las 3:20 de la madrugada se escuchaban pasos en el ático, mi
esposo por miedo dejo que sigan porque ya que anteriormente se había encontrado
con la atrocidad del perro muerto. Cada vez se hacían más y más intensos, no
los podíamos soportar más, cada vez más y más fuertes.
Y mi marido fue con mi hija más grande, a ver que
era, escuche el grito de mi hija…. Salí corriendo a ver que era en brazos con
mi hija más pequeña y mi marido había asesinado a mi hija, un cuchillo en su
mano, sangre en el piso y el en shock, yo gritándole que había echo, y la nena
más chiquita llorando.

Un día así sin más, al volver del colegio y de mi
trabajo, todos los muebles estaban dados vuelta, las cortinas rotas y mi ex esposo
sentado en el medio de la habitación, diciendo: “Yo no fui, fue el,” una y otra
vez, se levantó con un cuchillo en mano y se escuchaban pasos pero esta vez
eran más potentes.
-¿Lyssandro? ¿Qué está pasando?- Dije
-Emilie, dame a Adamis, él la pide-Me respondió
enfurecido.
-Aléjate de ella- La subí en mis brazos y mi
instinto dijo que salga corriendo
-¡¡EL LA PIDE, LA NECESITA!!- grita
desesperadamente y nos persigue.
Lo único que recuerdo era que él nos agarraba del
cuello y que un auto se acercaba, un dolor punzante en mi columna, y nada más.
-Carolina Benegàn
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